Noche y día en Rosario.
Una misma ciudad que apuesta a la convivencia de sus habitantes mostrando cómo la miseria es posible en medio del más obsceno lujo.
Cinco minutos en auto separan un barrio de otro. Eones de desigualdad, basados en la única premisa válida para el sistema, los separa.
Sin miseria no hay lujo.
¿Comunidad rosarina? ¿Común unidad rosarina?.
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